El estilo rústico se ha basado tradicionalmente en una adaptación a diversos factores como la arquitectura, el clima, el paisaje o el estilo de vida. Además, a diferencia de otros estilos, el rural o rústico ha mantenido su individualidad durante más tiempo por la falta de contacto que existía antiguamente con otras culturas, por la carencia de infraestructuras para el trasporte de una región a otra o incluso por insuficiencia de recursos económicos para comprar elementos de decoración extranjeros.
Hoy en día la situación es totalmente diferente y el estilo rústico tradicional se ha ido mezclando con diversos elementos hasta llegar a las grandes ciudades con la decoración rústico chic. Si lo que estás buscando es introducir un toque campestre, natural o que te recuerde a tus raíces en el interior de tu hogar, este es tu estilo.
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De esta forma, el estilo rústico chic se caracteriza por la integración de los materiales naturales, incluso que tengan cierto aire retro y que recuerden a la vida en el campo, con elementos más actuales mezclando así piezas de madera, forja, cristal, mimbre o incluso cerámica.
Los colores protagonistas de este tipo de ambientes suelen ser aquellos que evoquen la tierra como beiges, mostazas, ocres, terracotas o rojos. También podemos optar por colores claros que aporten mucha claridad como blancos, malvas o verdes pastel.
Además, hay que destacar que si dispones de paredes con piedra a la vista o vigas de madera podemos dejarlas al natural para crear ese efecto rústico. Por otro lado, si buscas un toque más actual puedes pintar las vigas de algún color combinándolas con una pared blanca como vemos aquí.
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Además, los elementos de madera estarán presentes a lo largo de todas las estancias del nuestra casa para conseguir una mayor sensación de estilo rústico. Por ello, en el salón podemos optar por mesas bajas de madera y en el comedor por mesas altas que combinan a la perfección con sillas de forja.
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Así mismo, otro de los puntos fuertes de este estilo es la recuperación de piezas antiguas y aquí te vamos a enseñar paso a paso cómo convertir una mesa de coser antigua en una mesa fantástica.
Todos hemos visto en casas de nuestras abuelas las populares máquinas de coser Singer. En este caso, hemos recuperado una, aunque como se puede observar se encuentra en muy mal estado de conservación con óxido y suciedad, por lo que necesitará algunos tratamientos para repararla.
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En primer lugar, desmontaremos todas las partes de la máquina empezando con las patas de la mesa y posteriormente soltando el pedal y la rueda que transmite el movimiento. Como podemos ver, en algunos tramos o bien la pintura se ha levantado o bien se encuentra cubierta por óxido, grasa y suciedad, por los que utilizaremos un decapante en gel y lana de acero para retirarla por completo.
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Posteriormente, retiraremos la tabla de madera y la sustituiremos por una nueva. Finalmente lo pintaremos del color que más nos guste, en este caso hemos elegido el blanco y le hemos retirado la pintura en algunos puntos con una esponja para dar este aspecto desvencijado y chic.
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Para los dormitorios nos decantaremos por tejidos de toda la vida como el lino, el algodón o la lana, pero siempre en tonos claros. En cuanto a los accesorios elegiremos cabeceros de forja, cestas de mimbre, jarrones con flores o espejos con marcos de madera ligeramente envejecidos.
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Por último y si dispones de espacio, instala en el salón o en el dormitorio una chimenea de leña, de gas o de bioetanol, ya que aportan calidez y son uno de los referentes en este estilo.
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