Los recibidores modernos son una auténtica tendencia en la actualidad. Una manera de vestir, desde la propia entrada de nuestra casa, un espacio; pero, también, de hacer partícipes a nuestros invitados de la atmósfera que se respira en nuestro hogar. Un espacio que, aunque muchas veces pasa a un segundo plano, es igual de importante (¡o más!) a efectos de decoración que puede ser un salón o un dormitorio.
Por este motivo, elegir cómo decorar los recibidores modernos nos ayudará a construir la personalidad de nuestra casa desde la propia entrada. Una manera perfecta de aunar un estilo contemporáneo con uno de los objetivos fundamentales de cualquier recibidor: que, además de bonito, sea un espacio práctico.
Dos aspectos, el utilitario y el estético, que han de conjugarse para darnos el servicio que demandamos a este espacio de paso de la casa; en el que, independientemente de las dimensiones, podemos disfrutar de cuanto necesitemos para no renunciar ni a lo decorativo ni a lo práctico si hacemos un ejercicio previo de planificación del espacio.
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Veamos, pues, algunas pautas a tener en cuenta cuando nos planteamos incluir recibidores modernos en la decoración de nuestra casa.
Consejos de decoración
Como punto de partida, hay que conocer cuales son las bases decorativas de los recibidores modernos. Un estilo en el que, a pesar de la practicidad, hay cabida también para la personalidad y la calidez. Dos aspectos que podemos (y tendremos) que lograr, fundamentalmente, mediante el uso de accesorios y jugando con los tonos de la decoración.
Las claves de los recibidores modernos se basan en dos máximas: por un lado, la sencillez de diseño del mobiliario (fundamentalmente, en lo que se refiere a la consola de forja y a los muebles de recibidor). Líneas limpias y modernas marcan este estilo que busca, fundamentalmente, conseguir un estilo sobrio sin renunciar al carácter acogedor. Por este motivo, los materiales fundamentales de los recibidores modernos juegan con combinaciones entre madera y metal, o forja y cristal. Dos parejas perfectas para lograr esas líneas de bajo perfil que comentábamos, sin perder el espíritu hospitalario del espacio.
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Independientemente del espacio, los recibidores modernos al igual que los clásicos deben ser ese lugar de la casa en el que encontremos todo lo necesario para desprendernos de la calle pero, también, para prepararnos para salir a ella. Un argumento que nos obligará a planificar muy bien qué tipo de muebles elegir para el espacio, basándonos fundamentalmente en las necesidades que vamos a demandar al lugar y sus dimensiones.
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Es decisivo tener claro que los recibidores y entradas suelen ser los espacios con menos iluminación de la casa, por lo que para conseguir ese punto de luminosidad tendremos que plantearnos no solo incluir el típico espejo que no puede faltar en este espacio sino, además, luces indirectas que colaboren en la creación de esa intimidad cálida que todo recibidor moderno demanda. Algo para lo que no necesitamos un gran despliegue de lámparas, sino que podemos resolverlo de la manera más sencilla: o bien con una lámpara de pie (con luces enfocadas al suelo o al techo), o bien con una discreta lamparita auxiliar sobre la consola.
Espejos de forja como este modelo Ventanal nos ayudarán a dar luminosidad a cualquier recibidor moderno
Una clave fundamental de la decoración de recibidores modernos son los tonos del espacio. Dado lo que acabamos de comentar de la iluminación y con vistas, nuevamente, a fomentar el carácter acogedor de esta zona de paso, es importante que optemos por colores luminosos y claros (como el blanco roto, el hueso o, incluso, el gris más delicado) para vestir las paredes. Un aliado para lograr claridad, y dejar en manos de los muebles de recibidores modernos el peso del contraste.
Por último, algo fundamental para este espacio íntimo: los detalles. Y es que, aunque los recibidores modernos se caracterizan por ese minimalismo práctico que mencionábamos, no hay recibidor que se precie en el que no esté incluido el sello personal de quienes habitan la casa. Una manera de, además de imprimir carácter al espacio, de dotarlo de calidez; y un buen motivo por el que nos tendremos que plantear incluir en él pequeños guiños (como una caja, un vacía bolsillos o una vela) que siempre podemos combinar con un elemento natural: las plantas. Y es que este punto vegetal no solo dará calidez sino que, además, pondrá una nota de color única en el espacio más sobrio.
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Para recibidores grandes
Lógicamente, cuando jugamos con recibidores grandes, no es necesario renunciar a casi ningún elemento. Incluso, y según las dimensiones, podemos plantearnos crear en un mismo espacio dos ambientes: uno que sea de recibidor puro y duro; y otro en el que podamos darnos el capricho de poner esos detalles personales que mencionábamos.
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Así y además de los muebles de recibidor que elijamos y sus accesorios, los recibidores modernos de grandes dimensiones se prestan a poder jugar con el espacio incluyendo muebles auxiliares como butacas, puffes o incluso banquetas de dormitorio (que pueden ser más que resultonas y útiles), plantas de gran tamaño (que jueguen con la verticalidad para estilizar su presencia en el espacio) o biombos (en caso de que queramos crear una separación visual con respecto a otra zona de la casa o, incluso, del propio recibidor).
Banquetas de dormitorio como esta modelo zapatero son ideales para recibidores modernos grandes.
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Para recibidores pequeños
Cuando el recibidor es de pequeñas dimensiones, el ejercicio de planificación del espacio es mayor y supone relegar el capricho a un segundo plano. Esto no significa que tengamos que renunciar a tener un espacio llamativo a nivel de decoración, sino que tendremos que elegir cuidadosamente tanto los muebles de recibidor como sus accesorios para que prime lo práctico.
Una consola de perfil bajo y líneas rectas será suficiente para vestir un recibidor moderno.
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Por estas razones y en función de cada espacio, tendremos que darle prioridad a aquellos de muebles de recibidor que cumplan con nuestras necesidades partiendo del mueble de la consola como organizador del resto del espacio. Una manera de crear, desde lo imprescindible, un espacio práctico que no renuncie a lo estéticamente hermoso.
